Leo últimamente mucho eso de «salir de la zona de confort».
Y hoy despierta desde las 5am, Bowie con el cuerpo rumbero (paseo nocturno incluido) y sin poder dormir.
Eso sí, cómodamente en mi cama.
Me pregunto… ¿para qué?.
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¿Para qué salir?.
Porque a ver, haber, haver, aber…. hailos.
Momentos en los que te apetece.
Momentos en los que no.
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¿Qué tiene de malo quedarse cómodamente en el sofá, en la butaca, en la cama?
¿Qué tiene de malo estar cómoda haciendo lo que haces, cuándo lo haces y cómo lo haces?
¿Qué tiene de malo parar, dedicarte un rato y estar confortable?
¿Qué tiene de malo acomodarte?
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Estar cómoda en tu zona de confort.
Claro.
Cómoda. Confort. Comodidad.
Ojo, si es confortable, porque también está el tema de que igual estamos incómodas y no nos movemos a por otro cojin…
¡VAH! total, por no moverme…
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Sin más, que igual te apetece darle una vuelta a la frase: «salir (o entrar) en la zona de confort».
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A mi me pide más entrar.
LLega el Invierno y quiero acomodarme, dedicarme tiempo y permitirme descansar.
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Llega el Invierno y mi propuesta para practicar yoga facial, autocuidado y belleza.
Cómodamente desde tu casa.
Cómodamente desde mi casa.
11 minutos.
(o más, porque otra de mis alumnas, cuando se pone hace tres o cuatro seguidas).
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Desde la zona más connnnnnnnfortable de tu casa, de tu oficina o en el coche (si, una de mis alumnas practica en el coche, otro día te cuento porqué).
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Pilar.
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P.D.:
Aquí para unirte. queda avisado que este precio es hasta el próximo 21 de Diciembre, luego, subirá, igual que el cava en nuestras copas.
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